El caso del día: ¿gato agresivo?

Mucho se dice, habla y rumora acerca de que los gatos pueden ser agresivos, huraños, evasivos, huidizos, gruñones y un largo etcétera poco favorecedor para la especie. En mi experiencia como responsable de gatos y terapeuta felina desde hace ya muchos años, he aprendido (aprendido de ellos) que estos adjetivos no los definen.

Muchísimas veces lo que define este compartamiento es el entorno y la familia humana, principalmente si apenas se conoce a la especie, es decir, nunca se ha tenido gato y es la primera vez. Eso está muy bien: que la gente se anime a adoptar gatos, pero lo que no está tan bien es que no investiguen previamente a quién están metiendo a casa.

Sí: hay que aprender cómo son ellos ANTES de que lleguen al hogar y no una vez que se han cometido una serie de errores y conductas atropelladas en relación al gato, que solo le detonan un comportamiento, natural en estos casos, de rechazo, agresión, defensa, alteraciones diversas de comportamiento y hasta enfermedades físicas, etc.

Es por ello que no dejo de insistir en que ahora que hay un sinfín de herramientas para conocer a los gatos, ¡se acuda a ellas!: libros, videos, programas, películas, terapias, consultorías, ¡y más! Para quien en su adultez nunca ha tenido gatos y decide tenerlos, no es fácil entenderlos de primera mano.

Mucho lo he hablado del tema aquí mismo en mi sitio, en mi charlas, conferencia, talleres y cursos: ¡los gatos no son perros chiquitos! ¡Tampoco son como niños humanos! Hay una profunda diferencia entre esas especies, y es imprescindible saberlo antes de adoptar por primera vez un gato.

La clave es la información, que hoy abunda en este tema.

Antes de tildar y señalar a un gato de agresivo, hay que explorar el cúmulo de eventos, hechos, asuntos, cosas que ocurren en su entorno, para que él actúe o responda de tal forma: desde cambios mínimos y sin importancia para el humano, como mover muebles de lugar, sus muebles, camas o cambiar el sustrato de arena, o el alimento, hasta llevar nuevos animales a casa o la entrada de nuevas personas.

¡Hasta yo mordería y rasguñaría si me quitan lo que es mío!

Así que no esperemos a que llegue el gato a casa para empezar a aprender de él. Si ya nos corre la idea por la cabeza de tener un gatito, ¡a informarse se ha dicho! Y que este aprendizaje vaya para todos en casa, adultos y niños. Es MUY importante enseñar a los niños a cómo tratar a un gato antes de que haya accidentes ––debido a un mal manejo del gato por parte del niño–– que luego redunde en un abandono del bendito animal.

En este aspecto ofrezco consultoría felina en la que brindo mucha información acerca de la especie, sus características, necesidades según la edad, el entorno, etc., herramientas y dinámicas diversas para que la llegada y estancia del primer gato en casa sea una experiencia enriquecedora para todos y no una pesadilla de la que no se sabe cuándo habrán de despertar.

Puedes revisar mi guía de consultoría felina:

Publicado por Azul Índigo

Terapias alternativas para animales... y sus humanos

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